EDADISMO
En este texto de Teresa Moure podemos encontrar una crítica al edadismo. Éste es una forma de discriminación que se basa en la edad, perpetuando estereotipos dañinos que segregan a las personas según su edad cronológica. Estos prejuicios se entrelazan en la sociedad de maneras insidiosas, permeando desde la cultura popular hasta las prácticas laborales y comerciales.
Comencemos por desmontar el estereotipo de los jóvenes. A menudo, se les etiqueta como individuos irresponsables, centrados únicamente en la diversión y la fiesta. Sin embargo, esta visión simplista pasa por alto la diversidad de intereses y aspiraciones que caracterizan a la juventud. No todos los jóvenes están obsesionados con la vida nocturna; muchos están comprometidos con sus estudios, sus carreras o causas sociales significativas. Limitarlos a un estereotipo trivializa sus experiencias y desafíos.
El siguiente escalón de edad, entre los 20 y los 39 años, es a menudo considerado como el momento crucial para alcanzar el éxito profesional. Esta presión implícita para triunfar a una edad temprana ignora las trayectorias individuales y las circunstancias diversas que enfrentan las personas en sus carreras. Además, perpetúa la idea de que el valor de una persona está directamente relacionado con su productividad y éxito económico, lo cual es profundamente problemático.
Pasando a la mediana edad, las personas entre los 40 y los 50 años se enfrentan a la carga de ser etiquetadas como "cuarentones" o "cincuentones", términos que a menudo llevan consigo connotaciones negativas. Estos estigmas desestiman la sabiduría y la experiencia acumulada a lo largo de los años, sustituyéndola por una imagen superficial de crisis de mediana edad o estancamiento personal. Además, se espera que estas personas sean menos relevantes culturalmente, lo que refleja una visión estrecha y despectiva de la madurez.
Finalmente, los adultos mayores, especialmente aquellos de 65 años en adelante, son a menudo marginados y excluidos de la vida social y económica. Se les percibe como obsoletos, desconectados de la modernidad y poco aptos para participar en actividades significativas. Esta visión despectiva ignora el potencial y la contribución continua de las personas mayores a la sociedad, así como su derecho a vivir con dignidad y plenitud.
Detrás de estos estereotipos y prejuicios yace un interés económico claro: el capitalismo se beneficia al dividir a las personas en segmentos demográficos y aprovecharse de sus ansiedades e inseguridades. Las estrategias de marketing se basan en la explotación de estos estereotipos, perpetuando la idea de que la felicidad y la realización personal pueden ser adquiridas a través del consumo de determinados productos o servicios, en lugar de promover la inclusión y la diversidad. Un claro ejemplo de un producto promovido por el capitalismo en relación con el edadismo son los cosméticos como las cremas antiedad. Considero que hoy en día tienen mucha repercusión pero no solo en edades de 40-50 años para arriba, si no que se puede observar su uso en personas de 20 años o incluso menos, lo cual es muy preocupante, pues en una edad en la cual eres considerado joven y radiante estás utilizando un producto para no envejecer, dando a entender por lo tanto, que tener la más mínima arruga es algo malo.
En última instancia, el edadismo es una forma de discriminación que socava la dignidad y el valor inherente de todas las personas, independientemente de su edad. Debemos desafiar estos estereotipos y trabajar hacia una sociedad más inclusiva y equitativa, donde las personas sean valoradas por su individualidad y contribuciones, no por su edad cronológica.
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